Como viene siendo habitual en estas fechas tan entrañables, el servicio religioso del Hospital, compuesto por capellanes, Hermanas de la Consolación y voluntarios, volvimos a llevar la alegría de la Navidad y la esperanza, con todo nuestro entusiasmo e ilusión, para sentirnos más cercanos a aquellos que sufren la enfermedad y la soledad.
Es nuestro principal objetivo, a través de nuestros cánticos, llevar la feliz noticia de que Dios se hace hombre como nosotros, que habita en nosotros, allí donde precisamente en estas fechas no se haga acto de presencia la alegría, sino la tristeza; donde se suele mirar con recelo la celebración de la Navidad, donde la alegría se mezcla con la tristeza.
El día 24, por la tarde, nos reunimos en la capilla del hospital con un grupo de jóvenes aprovisionados con guitarras, panderetas, ... dispuestos a contagiar a todos de nuestro espíritu navideño con un gran repertorio de villancicos.
Recorrimos todo el recinto hospitalario, planta por planta, habitación por habitación (incluída la cocina) para que no quedara rincón alguno al que no llegue la Buena Nueva, nuestra alegría y amor al que sufre.
Es de las experiencias más gratificantes y emotivas que vivimos en nuestro voluntariado.
Al igual que la víspera de Navidad, el 5 de enero, con la misma alegría e ilusión (eso sí con SSMM) volvemos a inundar el Hospital de San Agustín de cánticos y risas. Esta vez repartimos algún presente, convirtiéndonos en pajes de los Reyes Magos, trantando con nuestra pesencia, llevar un poco de alegría e ilusión ern ese día tan especial para los niños y los no tan niños...¡Es maravilloso ver a alguien felíz! aunque sea por un momento y postrado en una cama.